Acerca de ciertas maneras de estar. Psicología Social e integración
FRAGILIDADES
La crisálida es un estado fluido, caótico y riesgoso. Frágil, incierto.
Aquí trajina una idea en estado de crisálida. Puente frágil, fluido. Como una o unas ideas que andan veloces, difíciles de atrapar si no es con dedicación paciente y laboriosa.
A las acciones de pensamiento (al trabajo que hacemos con las ideas) parecen gustarles las derivas por territorios que amenazan con fundirlas (confundirlas?) a la temperatura riesgosa de su propia modificación, de su licuación.
El intento de constituirlas en pensamiento, aún provisional, parece ser posible a condición de amasar con ellas, en su demora, en el gesto hospitalario de su recepción quizás amorosa.
Hacer, sentir y pensar. Insistir en el intento de encontrar laboriosamente una manera que nos incite a pensar ciertas formas, ciertos actos, ciertas aptitudes que tenemos de estar psicólogos sociales.
Maneras impregnadas de pasiones, pasiones que cuando alegres no nos dejan tan solos en medio de este mundo demográficamente habitado. Y, sabemos, puede ser más sola la soledad que nos habita cuando estamos con otros. Pasiones que cuando tristes, nos dificultan la posibilidad del placer de la contemplación de otras maneras de navegar por la vida de los otros contrapuestos, distintos, raros.
Este texto, este pensamiento nublado (borroso?), este por momentos extraviado recorrido, se me ocurre cuando siento que desde hace ya un tiempo estoy pensando que puede valer la pena (¡¿?!) trabajar para sostener la aventura científica de contribuir a la construcción de una psicología social como ciencia sustancial. La inquietud parecería ser entonces: como incitar a una aventura científica. Desdiciplinada pero, paradoja que vale, todo lo rigurosa que seamos capaces de sostener.
UN PUENTE
¿Un texto como si fuese un puente?
¿Entre qué? Porque un puente puede parecerse a un abrazo que amarra o quien abraza a alguien que se cuelga, cuando supone un punto llamado de partida unido a otro llamado de llegada y no que ambos, pero también el puente, es deseable sean puntos de pasaje.
¿Un puente entre una implicación y una idea sugerente?
¿”Entre” una idea implicante y una sugerencia que convoca a pensar?
¿Cómo inventar un texto como si fuera un puente?
Un puente hacia un lugar más integrado.
AMBIVALENCIA DE UNA IMPLICACIÓN.
Ojala pueda decir algo; ojala no necesite decir ciertas cosas.
NO NECESARIAMENTE UNA IDEA JUSTA, SINO JUSTAMENTE UNA IDEA. En un articulo cuyo titulo es “Perdidos en la niebla”, Denise Najmanovich piensa que “la polémica es un género bajo, un fruto envenenado del dios de la guerra” y sugiere que debe haber otras maneras de trabajar las diferencias, que, digo yo, a las coincidencias les basta con cuidarse de lo ilusorio de la idealización.
Desde el suelo de esta idea comencé a pensar que habrá que tener sentido de la oportunidad y del valor de los hechos, aunque también del enemigo, antes de hincarle el diente a fruto tan ladino como la polémica. Después de todo en la guerra nadie sale indemne.
LA ESTETICA DE UNA IDEA
La idea de Denise me parece una bella invitación al pensamiento, una propuesta que nace en la comprobación, la curiosidad o el no sé. Una invitación que incita a cabalgar sobre cierta agitación inquieta de la recepción cuando se le aparece algo diferente.
Potencia allí donde otro piensa distinto. Potencia como posibilidad de creación radical. Potencia, como posibilidad que se concreta. Porque, allí donde la vida pueda no tener sentido, si tiene potencia. Potencia como condición de posibilidad para construir sentido. Porque “No vivimos porque la vida tenga sentido, vivimos porque la vida tiene fuerza”.
Quizás podríamos parafrasear: no somos psicólogos sociales porque la Psicología Social tenga sentido, sino porque tiene fuerza. Me apresuro a ubicar las cuestión con un gesto que relativice la paráfrasis: el asunto es bastante menos vital por lo que pone en juego. Y porque además el paraguas de las "disciplinas científicas" parece no ser suficiente para protegernos de tanta inclemencia, de tanto derrumbe, de tanto dolor y suele, muchas veces, cegarnos de las oportunidades potenciales que en lo que hay se nos ofrece.
LA ETICA DE UN TROPIEZO
Tropezar en/con un texto de D. Najmanovich puse de pie el supuesto de que “la polémica nos encierra, cristaliza los significados, limita el universo a enfrentamientos polarizados, achata al entendimiento entre la verdad y la falsedad y lo hace girar en falso alrededor de un eje del que quedará para siempre cautivo.”
La estrategia de la polémica resulta tributaria de una ley binarista omnipresente, quiero decir, de una manera de concebir la naturaleza como manantial legislativo del que emana, entre todas las demás, la ley suprema que infiere una partición bi-naria a todo . Legitimando con esto cualquier metáfora que conceda como verdaderos esos planteos que dividen la realidad en dos . De tal manera que afuera es opuesto a adentro, arriba a abajo, suave a rugoso, material a ideal, social a psicológico. El campo a la ciudad. La naturaleza a lo humano. El volcán a los ecólogos. Y, donde, la verdad es lo contrario de la mentira, lo feo es contraposición de lo bello y nada debe lo nuestro que alumbra a lo oscuro que nos constituye.
LA PRESENCIA ETICA DE PICHON
Todavía no hay citas de Enrique Pichón Rivière, pero él merodea aquí.
Con una de esas cuestiones que resuenan en la intimidad misteriosamente construida por el hombre genérico en el hombre particular, está con cierto perfume de una ética que elije como saludable la integración psicológica. Pichón, dicen, lúcido discutidor, compañero controversial, fiero crítico, nada parece discutir de esa forma de proponer una posición de llegada al reconocimiento de la integración como valiosa, como instancia del crecimiento.
ESTADO DE SITUACION
Muchas cosas han sido discutidas en relación a la vigencia o no del psicoanálisis. Su vigencia ganada por adecuación. O a la manera de una moda. O, su hegemonía lograda a la manera expuesta por P. Bourdieu.
Lo que se discute menos es que el psicoanálisis esta incorporado a la magmática manera occidental de mirar el mundo, de explicárnoslo y que, entonces, se ha constituido tamiz, componente, ingrediente que construye los lentes con que miramos.
También podemos tener presente que la teoría de Melanie Klein sucumbe (¿deja de ser hegemónica? ¿No esta más de moda? ¿Deja de responder a las urgencias de los tiempos?) a la de Lacan. Eso ocurre en los tiempos que nosotros comenzamos a sufrir una de las más terribles dictaduras militares y coincide con la ida de Pichón. Digamos, si para algunos el psicoanálisis esta en caída es más seguro que la teoría de la relaciones objetales goza de menos crédito aún.
Y, sabemos, de las discusiones y acuerdos con M.Klein (aunque no solamente), le viene al Dr. Enrique Pichón Rivière su Teoría de la Enfermedad Única.
Quiero decir: no intento validar una teoría, que por otra parte conozco mal. Sino pensar algo acerca de una ética que pareciera estar en la elección de una forma de pensar el psiquismo.
IMAGINO A PICHON I
Sin embargo, aún cuando estoy entre quienes suponen que Pichón estaría diciendo hoy otra cosa y no la T.E.U., lo imagino sosteniendo lo que en esta teoría es una posición a conquistar: la integración interna del objeto escindido.
Pensándolo a partir de aquí, se me ocurre decir que un cuerpo será entonces capaz de ir viviendo con toda la potencia que es condición de posibilidad de ser cada vez más maravillosamente humanos. Devenir más hermosamente humanos estaría en la base de la apuesta terapéutica que supone reparar internamente los objetos dañados. Entonces el deseo de crecer pasa ha estar sostenido por el placer del otro reconocido en sus diferencias, en sus fragmentaciones, en sus dolores, y la inclusión de su muerte. También, la nuestra.
UNA ETICA DE LA INTEGRIDAD
He aquí lo que postulo como una ética de la integridad. Imagino a Pichón, dicho en sus términos psicosociales, sosteniendo una ética de la integración del hacer,/sentir /pensar. A la manera que se postula la elaboración de la posición depresiva.
IMAGINO A PICHON II
Lo supongo acompañando firme y contenedoramente en los territorios de la confusión; lo conjeturo fiero amante en las aguas a veces tremendas de la posición esquizo-paranoide y, como tengo dicho, de esto viene este texto, como un firme propiciador de los procesos de integración.
Esta integración que es salud en su teoría, esto que él teoriza explicando su actitud terapéutica, deviene actitud ética que se aloja y aloja la esperanza de un mundo mejor, de un mundo más saludable. Y, no me importa en este caso si la teoría se cae, declina, se desfonda o estalla. Creo que lo que se salva en este reino de escombros, de fragmentos, es algo de él que hay ahora como materia prima para construir pasiones alegres, ternura y amigos: sujetos que integran asumiendo lo que va de sombras en lo que ilumina, lo que se nos nota virtuoso por que se configura en los limites borrosos de lo que tenemos de oscuro.
LA CIENTIFICIDAD DE UNA SOSPECHA
Digo esto porque sospecho que este mundo seria otro si el lugar de llegada de cada experiencia personal fuese la intima reparación del objeto interno dañado. Y confieso un acto de fe: quiero dar como científicamente verdadero cualquier supuesto que esté fundamentado en la sola sospecha de que propiciará un mundo mejor. Entre la pretensión de abrazar la verdad y la de abrazar al prójimo elijo el placer y la ternura de un abrazo amigo.
AVATARES DE NUESTRO CAMPO DE TRABAJO
MONÓLOGOS CATARSIS MENSAJES
Muchas veces intervenimos con la pretensión de generar una conversación en los que luego serán territorios ganados por la meteorología del monologo; nuestras puestas a prueba de lo que llamamos estructuras de espera y de la escucha psicosocial suelen descubrirse desprotegidas en los inclementes paramos de las geografías de la catarsis compulsiva o del mensaje que nos imagina como intermediarios. De las intenciones de construir altarcillos. O, de vaya a saber que cosa que atenta contra un nosotros habitable.
Y, como si fuera poco, suele desafiar la intima esperanza que a veces nos sostiene de pie, esto es: la ilusión de establecer un campamento para el dialogo, la demora y la recepción.
Nos pasa a veces en foros, en proyectos a realizar, en dispositivos de enseñaje, en organizaciones, en algunos de nuestros colectivos de pertenencia, etc., la polémica – el dilema – diría Pichón sigue fragmentando esquizoparanoícamente todo lo que toca.
LA FUERZA DE LA VIDA Y UN PROBABLE SENTIDO DE INTEGRAR
Repito una vez más con Santiago Kovadloff, que “la vida no se vive por que tenga sentido, sino porque tiene fuerza” .
El sentido habrá entonces que construirlo como un acto de creación conjunta, como una vibración compartida, como una estética de la acción y una ética en/para/con la vida. Quiero decir una ética con lo que esta vivo y con lo que no lo esta.
Y crear, se dice, demanda un transito por los tramos de la proyección, de la parcialización del objeto para arribar a la transitoria estación de la re-creación del objeto. Digo, la creación se juega a un final donde las piezas se integran en una relación por los cuatro costados (a cuatro vías, imagino diría Pichón). Utilizo las metáforas de los mecanismos de defensa, solo como eso, como formas de decir otra cosa.
EXISTE OTRO MUNDO Y ESTÁ EN ESTE
El mundo suele no ser si no el texto de un contexto monologante, catártico y de contactos mediatizados. “Sin embargo, otro mundo es posible: otras formas de inter-cambio, de gestión de las diferencias, de prácticas convivenciales en las que podamos conversar, tensar incluso las diferencias, buscando una forma de “agón” que nos permita habitar un territorio común en que las divergencias resulten fértiles y creadoras. Creo que lo que nos urge hoy es encontrar formas disfrutables y fructíferas de gestionar la diversidad, tanto en lo político-social, como en lo intelectual y afectivo. Ampliar el campo convivencial admitiendo la diferencia como tal, no limándola, ni traduciéndola al propio código sino aceptándola en su radical heterogeneidad para poder crear algo nuevo, sabiendo que sólo la diferencia produce diferencias ”.
Sólo la diferencia puede producir cambio, a condición, creo, de una tramitación integradora. Aunque, sabemos, en este tipo de trámites se hace lo que se puede.
ANTES DEL FINAL
Estoy dándome cuenta que el tono que prevalece en este texto es el de una apelación al código de una complicidad entre iniciados en el manejo y comprensión de la Teoría de la Enfermedad Única.
Supongo que en este tono anida la esperanza de ir siendo un aprendiz de una práctica convivencial que el Dr. Enrique Pichón Rivière habrá ensayado desde la bravura con que recuerdan quienes lo conocieron sostenía sus discusiones. Lo imagino dialogante, discutidor. Y no quiero imaginarlo polémico en el sentido del polemos griego, de la estrategia de guerra que tenia como fin matar al otro. Y lo imagino así porque quiero, entre algunas otras cosas, tener en cuenta su diferenciación entre problema y dilema.
Lo que es algo más seguro, es que esta apelación que hago a la T.E.U., se apoya más en una afiliación a una forma, que imagino “pichoniana”, de mirar el mundo que en una ortodoxia teórica.
DESDISCIPLINAMIENTO E INTEMPERIE
Las disciplinas creadas por la modernidad fueron respuestas a urgencias propias de quienes inventaron los Estados Nacionales y sus dispositivos como maneras de “disciplinar” los cuerpos casi feudales porque no les eran “funcionales”, quiero decir porque no funcionaban adecuadamente a los tiempos peri-inaugurales de la revolución industrial.
Pero ahora los límites entre las disciplinas científicas son cada vez más borrosos. Interdisciplina, transdiciplina parecen ser manifestaciones de esa borrosidad.
UN PARAGUAS DONDE GUARECERME
Sin embargo, el paraguas de la psicología social me protege de la intemperie, me permite la ilusión de pertenecer a un colectivo y, por ende, me da la posibilidad de ser reconocido por mi pertenencia, como en el feudalismo, a cierta grey. Pareciera ser que desde que dios ha muerto la grey es científica y el dios es la verdad. Y que esto tiene sus efectos en nuestras maneras de estar en el mundo.
Claro, un paraguas, no cobija como una casa. Ante tanta intemperie peor es nada. Y, ante el escombro de caídas, declinaciones, estallidos y desfondamientos lo que nos queda es tomar lo que hay para construir desde los fragmentos.
POR ÚLTIMO
Obviamente este texto no puede ser si no conjetural, sí, como dice Marcelo Percia “la conjetura es un pensamiento que finge certidumbre sin olvidar que está allí para merodear un misterio ”, y todo lo que en él se afirma debe ser tomado como solo provisorio material para transformar juntos. Un abrazo.
Juan Evangelista Díaz