Recuerdo de Asesinados y Desaparecidos en Bahía Blanca.
La convocatoria del lunes 13 de setiembre superó las expectativas de los organizadores de tal forma que el acto, propuesto para realizarlo en la Biblioteca, tuvo que ser trasladado a la entrada del Departamento de Humanidades debido a que la gran cantidad de personas –unas 200- no podía entrar en el recinto escogido en principio.
Mario Ortiz, docente, ofició de conductor del acto explicitó que “se hace en nombre de la justicia, la verdad y la memoria” recalcando que “Hoy queremos saldar, aunque sea en mínima parte, una vieja deuda homenajeando a los estudiantes asesinados y desaparecidos de nuestro Departamento. Es necesario que sus nombres no desaparezcan nuevamente, que nos acompañen todos los días en nuestro ámbito de trabajo”.
La afirmación de la presencia diaria de aquellos y aquellas estudiantes tenía su fundamento en el importante hecho de que en la Biblioteca se colocó una placa con los nombres de los desaparecidos y asesinados que, en aquella época, participaban de la vida de estudio y compañerismo del Departamento de Humanidades.
Por otra parte, la placa estaba flanqueada por excelentes serigrafías del artista plástico Jorge González Perrín, nacido en Punta Alta, es ex alumno de Letras y fue compañero de algunos de los estudiantes que se homenajeaban.
A medida que participaban distintas personas aumentaba la emotividad, que alcanzó un punto muy alto cuando se entregaron las fotocopias de los legajos de los estudiantes homenajeados a sus familiares o amigos. Agradecemos profundamente al Director y al Personal del Departamento de Alumnos y estudios que trabajaron en la búsqueda de este material.
Los nombres de la ausencia y la presencia.
Patricia Elizabeth Acevedo.
Nació en Bahía Blanca. Ingresó en 1973 a la carrera de Profesorado en Filosofía y Pedagogía. Fue asesinada en su domicilio el 26 de febrero de 1977.
Daniel Osvaldo Carra.
Vivía en Punta Alta. Era estudiante de Letras. Fue secuestrado el 26 de diciembre de 1976 y continúa desaparecido.
Armando Alberto Fioriti.
Fue alumno de la carrera de Letras.
Hugo Alfredo Fuentes.
Nació en Tandil. Ingresó a Licenciatura En Letras en 1970. En 1976 tenía su título en trámite y permanece desaparecido desde el 15 de febrero de 1977.
Mónica Susana González Bello De Prado.
Estudiante del Departamento de Humanidades en la carrera de Licenciatura en Historia, y esposa de Gabriel Prado. Según datos del CELS, los secuestraron el 24 de agosto de 1977. Continúa desaparecida.
María Graciela Izurieta.
Ingresó a la carrera de Licenciatura en Filosofía en 1973. Fue secuestrada el 23 de julio de 1976. Según la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos) Graciela estaba embarazada de dos meses en el momento de su desaparición El operativo en el que detuvieron a Graciela y a su compañero, Ricardo Garralda, fue realizado por personal del ejército uniformado. Fue sacada de “La Escuelita”, lugar de detención y tortura dentro del ámbito del V Cuerpo de Ejército en Bahía Blanca, a fines de diciembre, aproximadamente en su quinto mes de embarazo. Continúa desaparecida.
Zulma Araceli Izurieta.
Hermana de María Graciela. Ingresó al Profesorado y Licenciatura en Letras en 1973. Fue asesinada en 1977.
Victor Eduardo Oliva Troncoso.
De nacionalidad chilena, era estudiante de Licenciatura en Historia. Simpatizante de la Iglesia Metodista de Bahía Blanca. Fue asesinado por la Triple A el 3 de julio de 1975.
Maria Elena Peter.
Era graduada. Egresó en el año 1971 de la carrera de Licenciatura en Letras.
Cora Maria Pioli.
Nacida en B. Blanca, ingresa a la carrera de Prof. en Letras en 1971. Fue secuestrada de su domicilio el 25 de noviembre de 1976, días después de recibirse. Fue vista en cautiverio en la Base Naval de Infantería de Marina Baterías, en la ciudad de Punta Alta, cercana a Bahía Blanca. Los marinos que desvalijaron su casa usaban sus discos para tapar los gritos de los torturados. Continúa desaparecida.
Liliana Pizá.
Originaria de Río Negro, ingresa a la UNS (Universidad Nacional del Sud) en la carrera de Licenciatura en Filosofía en 1971. Estaba casada con Alberto Paira, y tenían una hija. Era dirigente de la Juventud Universitaria Peronista. Desapareció el 26 de abril de 1977 en un procedimiento a cargo del Primer Cuerpo de Ejército en la ciudad de Berisso, cercana a La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires. En Berisso fue asesinado su compañero Alberto.
Liliana estuvo en el Centro clandestino de Detención “La Cacha” que funcionó en los talleres de la Radio Provincia de Buenos Aires, en la localidad de Lisandro Olmos, donde fue vista por las sobrevivientes Patricia Rolli y María Elvira Luis, y quizá también en “La Escuelita” de Bahía Blanca.
Poemas desde el dolor y la vida comprometida.
Entre paso y paso del acto, fueron despuntando poemas que, en la voz de María Elena Bonora, bibliotecaria del Departamento de Humanidades, recalaron hondo en los sentimientos y recuerdos ampliando, a veces trágicamente, las vivencias de quienes estuvieron en las puertas del infierno y en el tiempo de los buitres cuando doblando la esquina podía estar la muerte.
Se reproduce los textos leídos en esa oportunidad.
De Alicia Partnoy.
No me hablen de las puertas del infierno.
Yo estuve allí, pero antes fue la vida.
Marchaba mi esperanza por las calles,
giraba el nuevo día en mi reloj,
en mi garganta el grito que transforma,
en mis manos la semilla o la cruz.
Supo mi sol estallar también de ira
ante lo injusto. Peligroso mi sol.
Vinieron a arrestarme, era la noche
de mi nación, la noche de su historia.
No entendieron razones ni buscaron
más que horadarme la carne y la conciencia.
No me hablen de las puertas del infierno,
yo estuve allí, tierra de la tortura.
Me envolví en mi bandera y tuve frío.
Me envolví en mi bandera
De ideales.
Fragmento de Tragedia para dos voces, un coro y un país.
Doña Serpiente
Qué va a hacer Doña Serpiente
cuando vea de repente
que el árbol que ha talado
reproduce simiente?
Cuando la rama cortada
crezca de nuevo hacia el cielo,
cuando el ala mutilada
vuelva a remontar el vuelo,
cuando se nos vuelvan canto
el llanto y el desconsuelo?
Qué va a hacer Doña Serpiente
cuando, a fuerza de pelearlo,
todo sea diferente?
Los dos poemas pertenecen a Venganza de la Manzana / Alicia Partnoy. Bahía Blanca : Hemisferio Derecho, 2010.
De Olga Vallasciani.
Doblando la esquina
La muerte
Mordida por las moscas
Pudriéndose al sol
Y yo, queriendo desandar camino
Vaciando las cuencas
Embistiendo la pared
Hasta el colmo
Y la muerte allí
Tostándose al sol
Vuelta y vuelta
Sin vuelta
Devorada por buitres
Babeantes
Y yo aquí
Sin encontrar la pieza perdida
Y la muerte allí
Hija de tanta vida
Tanta vida
Tanta vida.
Olga estudió en Humanidades. Docente, escritora. Gracias a ella los poemas de Alicia Partnoy se pudieron conocer en los 80.
Si Alicia y Olga fueron voces presentes desde la ausencia, Gabriela Marrón, graduada de Humanidades, en los últimos pasos de adquirir su Doctorado, plasmó una voz del presente que viajó hacia un tiempo de decires y acontecimientos al leer un texto de su autoría.
Dicen
Dicen que el día que comenzó a llover todos respiraron aliviados. Dicen que uno aspiraba profundamente y el corazón se impregnaba de la prometedora humedad de la tierra. Dicen que goteaba primero lentamente, casi con desgano, pero con la tenacidad propia del agua, y que poco a poco el pueblo fue llenándose de charcos.
Porque a qué engañarnos, el nuestro es un pueblucho. Amplio en extensión, largo en precaución y excesivamente estrecho en sensación. Pero un pueblucho más. Uno de los muchos que se extienden a lo largo del sur del continente.
Aridez y desesperanza circundaban la región, era como que el agua se hacía necesaria, y dicen que hubo quien dijo que-por-fin, que-por-suerte. Y que-por-quería, dicen que dijo uno que se anticipó a los hechos.
Dicen que todos sabían que el agua era inminente. Dicen que con las gotas el caos se enderezaba y los charcos comenzaban a adquirir dimensiones peligrosas. Dicen que así empezaron a ahogarse los pobres sapos, que al fin y al cabo son los que primero sufren el agua, ya que la corriente los arrastra sin demasiados miramientos.
Los sapos fueron muriendo, y dicen que hubo quien dijo que-por-fin, que-por-suerte. Y que-por-quería, dicen que dijo uno que se anticipó a los hechos.
Dicen que lo que era llovizna pronto devino en un chaparrón de excesiva amplitud. Dicen que el agua lo inundaba lentamente todo, y dicen que ante el estado de la situación, los gatos optaron por abandonar el pueblo. Es conocida la fobia felina por el líquido elemento y su ausencia no tardó en evidenciarse.
Y cuando ya no hubo gatos, dicen que hubo quien dijo que-por-fin, que-por-suerte. Y que-por-quería, dicen que dijo uno que se anticipó a los hechos.
Dicen que el aguacero persistía y que idos los gatos el número de ratas se multiplicó hasta el infinito. Dicen que se pensó que se irían, ya que era un hecho su asco por el agua. Pero permanecieron en el pueblo y llegaron a establecer una convivencia pacífica con la inflexible lluvia.
Y cuando ya afianzadas, las ratas se propagaron incesantemente, dicen que hubo quien dijo que-por-fin, que-por-suerte. Y que-por-quería, dicen que dijo uno que se anticipó a los hechos.
Dicen que el agua corría como un río infinito cubriendo todo lo que alguna vez había tenido vida. Dicen que los sapos hediondos y podridos tapando las cañerías, los gatos maullando en el exilio y las ratas multiplicándose fatídicamente hicieron del pueblo un sitio deleznable.
Dicen que el día que comenzó a llover todos respiraron aliviados y después se arrepintieron. Dicen que dicen que uno dijo que-por-quería y dicen que dicen que uno dijo que-por-fin y que-por-suerte. Dicen que dicen que el agua era sangre. Dicen los que dicen que son los que quedaron: unos sapos mutilados, algún gato que volvió y un gran número de ratas.+ (PE)
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